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La gente, ¿nace o se hace?

Habrás oído esta expresión millones de veces y seguramente tengas dudas, al igual que yo, de cuál es su respuesta.

Espero que podamos llegar a una conclusión a través de este artículo.

Muchas veces oigo esta expresión de gente que quiere meditar y no lo consiguen porque dicen que sus cabezas no paran.

A lo que yo les respondo: “Claro, Igual que todas”.  

Y sus respuestas suelen ser muy parecidas: “es que yo soy muy negativo”, “es que tengo muchas tormentas cerebrales”, “es que me han sucedido muchas cosas malas en la vida”, “es que tú eres diferente”, “es que no soy capaz de dejar la mente en blanco”, “es que…”

Y desde mi experiencia te digo que no existen tantas diferencias entre unos y otros.

Cambian las circunstancias pero todos pasamos por trances en esta vida que se quedan grabados y nos hacen decir todas estas expresiones que representan las excusas que nos ponemos ante un hecho desconocido.

Es cierto que hay personas a las que parece que la vida ha tratado mejor que a otras pero en el fondo, todos experimentamos las mismas emociones y sentimientos. Porque no se nos olvide que las experiencias son neutras, quienes le damos el significado somos nosotros dependiendo del impacto que esa circunstancia nos genere.

Y todo esto, toda esta amalgama de emociones y sentimientos, se traduce en nuestra manera de ser y de ver el mundo. Porque al fin y al cabo, somos el resultado de nuestras vivencias y experiencias y no todos vivimos y experimentamos la vida de igual forma.

Este es el motivo por el que la gente empieza a decir “es que” yo no puedo, “es que” yo no sé, “es que” a mí me han pasado muchas cosas, “es que” a mí no me ha pasado nada importante, “es que” por estas razones yo no puedo meditar…

Y en el fondo, es cierto.

Todos los “es que” que nos ponemos, toda la película mental que nos creemos, todo el sufrimiento interno que nos generamos al rumiar una y otra vez las circunstancias de nuestra vida es lo que nos dificulta meditar.

Y hablo de dificultad y no de imposibilidad.

Además, si nos ponemos tiquismiquis eso no es lo que nos entorpece en la meditación. Lo único que hace toda esa tormenta mental es impedirnos el acceso a nosotros mismos y esa falta de conexión es la que nos impide meditar.

Por lo que, el primer paso es estar a solas con uno mismo y quede claro que no hablo de estar en soledad viendo la tele, haciendo ejercicio o viviendo solo. No es eso a lo que me refiero.

Estar solo con uno mismo implica estar en silencio sin hacer absolutamente nada y esto es lo más difícil.

Tendemos a pensar que el hecho de no hacer nada es una pérdida de tiempo pero la verdad es que es la mejor manera de ganar tiempo.

Sí, lo sé. Puede parecer aburrido e incluso agobiante y en cierta manera lo es, al igual que es aburrido hacer ejercicio o realizar las tareas de casa pero son cosas que haces porque sabes que tienen un beneficio mayor.

Con la meditación pasa lo mismo. Al principio resulta tedioso e incluso desagradable ya que cuando estás a solas contigo empiezas a ser consciente de esa película mental y, por norma general, lo que rumia nuestra cabeza en pocas ocasiones es algo positivo.

A nadie le gusta mirar ni revolver en la basura y por desgracia, nuestra cabeza parece un vertedero. Pero si queremos limpiar y vaciar ese contenedor la única manera es mirar hacia dentro.

No lo tomes como una tarea sino como un entretenimiento.

Imagina que al cerrar los ojos lo que ves, lo que ronda por tu mente, es una película que estás viendo en el televisor o en el cine donde tú sólo eres el espectador y no el protagonista.

Esto te ayudará a desidentificarte de ti mismo y a no tomarte tan en serio respecto a toda la tristeza y sufrimiento de tu vida.

A esto es a lo que se refiere Eckart Tolle cuando habla del “cuerpo-dolor”.

Según explica en su libro “El Poder de Ahora”, todo el dolor emocional que experimentas (tanto pasado como futuro) deja tras de sí un residuo de sufrimiento que vive en ti alojándose en tu cuerpo y en tu mente.

Este cuerpo-dolor es un campo de energía negativa que puede estar latente o activo dependiendo de lo feliz o infeliz que seas.

La manera de desidentificarte de él es a través de la atención consciente mantenida, es decir a través de la meditación.

En lugar de rechazarlo y ocultarlo hazte consciente de él sintiendo todo el sufrimiento y dolor que te genera, aceptándolo plenamente.

Cuando haces consciente el inconsciente, éste desaparece.

Esto significa que tienes el poder de hacer desaparecer el dolor y el sufrimiento en tu vida a través de la atención mantenida o meditación.

Si ya lo haces, me alegra profundamente y si no, te animo a que integres esta práctica en tu vida.

Y si no sabes por dónde empezar, te animo a explorar la web por si alguna de las opciones de trabajo personal que planteo fuese de tu agrado.

Si es así, estaré encantada de que nos encontremos dentro, en ConZENtrO, ¡tu centro online!

Porque recuerda, ¡si estás ConZENtrO, estás contigo! (y por supuesto, conmigo).

Te abrazo… 🌱🙏🌺
Silvia.

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13/05/2022

2 responses on "La gente, ¿nace o se hace?"

  1. Cuanta razón tienes, se ve que tienes mucha experiencia vital, gracias por aporta y enseñarnos cada día un poquito más

  2. Hola Silvia, yo creo que una parte muy importante se nace, intervienen muchos factores principalmente la crianza que hayas tenido y el amor que hayas recibido pero desde luego que también te haces, vaya que sí te haces, tu vas decidiendo por donde, con quién sí con quién no constantemente vas aprendiendo y es cierto que la edad te hace sabio, ojalá yo hubiera sabido muchas cosas hace tiempo pero la vida es la que te va enseñando

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